Otra Vuelta de Tuerca

17.03.2023

Autor: Henry James

Un grupo de conocidos se hallan reunidos ante el fuego contando historias de terror. Uno de los contertulios afirma poseer un manuscrito en el que una conocida suya relata un terrible suceso vivido por ella. Los presentes le instan a que lo lea:

Una joven de origen humilde pero de buena educación va a Londres para responder un anuncio en el que se solicita una institutriz. El hombre que la entrevista, el tío de los niños a los que va a enseñar, impone unas extrañas condiciones; la más destacada es que él no debe ser molestado.

La joven queda fascinada por el encanto de su "amo", del que se enamora platónicamente, aunque ella apenas lo reconoce. Sus ensueños se llenan de esforzadas acciones que finalmente son reconocidas y estimadas por ese caballero. Con estas ideas en la cabeza y ciertas dudas sobre las raras cláusulas de su contrato, se pone en camino hacia la mansión de Bly, donde viven los niños.

Allí todo parece responder a la idílica visión que ella se ha forjado sobre sus tareas: el ama de llaves es amable, la casa es casi un romántico castillo, sus pupilos son ángeles. Pero de a poco que nos fijamos en las palabras de la narradora descubrimos que hay algo extraño en todo. Tanta dulzura es antinatural; en el ama de llaves hay un temor escondido y la casa parece el domicilio de sus antiguos moradores.

Pronto surgen pruebas de que no todo marcha tan bien. El niño, Miles, ha sido expulsado del colegio; su hermana, Flora, a veces parece hipócrita y la institutriz comienza a tener visiones, o así lo cree ella. Su esforzado sentido del deber le impone la tarea de proteger a sus alumnos de ese poder maligno que cree haber percibido. Comienza a investigar sobre el origen de las figuras con las que se encuentra cada vez más frecuentemente y averigua que se trata de un antiguo amigo de su amo y de la institutriz anterior. Al parecer ambos mantuvieron un oscuro romance y pretendieron dominar a los niños, pero los dos murieron en circunstancias extrañas y quizás ahora intenten recobrar lo que fue suyo.

Nadie confirma directamente las visiones de la narradora, pero ella encuentra que el ama de llaves, la señora Grose, no tiene ninguna duda de lo que cuenta y está firmemente convencida de que los niños mantienen un intenso contacto con los seres del más allá.

La joven ofrece todo su amor a los pequeños, en los que cada día encuentra nuevas pruebas de su carácter maligno, y se enfrenta como puede a sus visiones pero todo es inútil.

En lo personal, este relato de terror lo que se dice es tan importante como lo que no se dice, sus fantasmas apenas si hacen algo más que "aparecerse" y su malignidad es sólo supuesta por la narradora de la historia, pero no por ello la novela es menos inquietante, más bien al contrario. Ya se sabe lo que se sospecha, lo que no se sabe y apenas si se intuye, es aquello que más escalofríos provoca.

Conviene destacar también que la historia atrapa al lector desde el primer momento, este desea descubrir una verdad o una explicación que finalmente no le son reveladas en un final que, tras el estupor que provoca, invita a una reflexión personal y a la búsqueda de una solución personal que permita acercarse a la comprensión de los "hechos" narrados.  

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